Tomar decisiones y hacerse cargo
Gran cantidad de ocasiones nos enfrentamos con situaciones que no nos gustaría hacer y comenzamos a postergar el realizarlas. Esto provoca que perdamos una gran cantidad de energía y tiempo que jamás regresarán.
Por muy tonto que pueda parecer, la mayor parte del tiempo nuestro cuerpo toma decisiones por nosotros y no siempre son las mejores, sino son las más fáciles para él y es por lo que comenzamos a sentir una resistencia a hacer una cantidad inimaginable de cosas. El cuerpo esta programado para hacer las cosas que le son cómodas y seguras; y por esto cuando nos piden algo tan simple como levantarnos por un vaso de agua, sentimos una fuerza que nos dice que no lo hagamos en nuestro interior.
Sin embargo, esto ayuda a que prevalezca el circulo vicioso de no completar las cosas. En lo personal, he entrado en situaciones deprimentes por no saber que hacer, el tener tantas cosas en espera y no conocer la mejor actividad para comenzar y el tratar de delegar casi la totalidad del trabajo para conseguir ese estado de confort que alimenta a mi cuerpo con esa sensación de ser un inútil pero sin preocupaciones mayores y que permite que vuelva a comenzar el ciclo día con día.
Una de las cosas que he aprendido a lo largo de mi travesía como emprendedor y empresario, es que si necesitas que algo se haga, tienes que hacerlo tu mismo sin importar nada. Esto ayudará a que tu auto-concepto se empiece a reparar, pues el lograr esas pequeñas victorias crean una satisfacción que crece poco a poco y motiva a continuar con la siguiente tarea.
Me atrevería a decir que el 90% del tiempo estamos perdiendo energía en tratar de decidir que hacer y cuando finalmente lo decidimos, estamos agotados para hacerlo y es donde viene la frase más amada por muchos… “Mejor mañana”. El pasar por esto me ha llevado a encontrar algunas acciones que me permiten no luchar tanto conmigo mismo y que al final se traduce en tener una mejor energía y actitud al respecto de mis tareas. Las acciones que te puedo recomendar son las siguientes:
Programar tu día.
Una gran ventaja de programar tu día, es que ya sabes qué es lo que tienes que hacer y no pierdes tiempo divagando entre la inmensidad del universo de tu cabeza. Acostumbro realizarlo por las noches en esos momentos que se han vuelto inevitables al tener mi celular en las manos antes de dormir.
Evitar las excusas.
Para cada solución siempre hay una excusa. El ser consiente de que las cosas se tienen que hacer ayuda a evitar este tipo de pensamientos que solo nos llevan a paralizarnos y de tener tanto que hacer, no se hace nada por que hace frío, o hace calor, o tengo que ir a ver si ya puso huevos la marrana. La mejor manera de avanzar es haciendo, no pensando y que mejor haciéndolo con la actitud correcta.
Encontrar el momento adecuado.
Según el tipo de persona que seas, habrás notado que eres mejor para hacer ciertas cosas en ciertos momentos del día, como el hacer trámites más fácil por las mañanas o el concentrarte más por las noches. Bien, pues es una de las maneras que puedes tomar la batuta de tus tareas y realizarlas lo mejor posible al seleccionar de la mejor manera tus tareas y como se te facilitan más. Este punto esta pegado al programar tu día, pero al hacerlo de manera consiente de cuándo y qué es mejor para ti, facilitará inmensamente las cosas.
Por último me gustaría agregar que todo está en tu persona; el decidir qué hacer y el decidir hacerlo en ese momento te ayudará a quitarte un peso de encima al no tener pendientes al final del día, o por lo menos, no la misma cantidad que no te deja dormir por las noches al agobiarte que no te alcanza el tiempo.